Bernardo Marcello Olivari Rivera
Comenzó en las artes marciales alrededor del año 1977 y desde entonces siempre se mantuvo activo entrenando Karate Do, Kobudo y Iaido, e incursionando los últimos años en Hapkido.
De familia de cinco hermanos, con dos hijas.
Tenía muchas habilidades, sabía construir y dominaba todo lo referente a este campo; madera, fierro, pintura, gasfitería y electricidad, siendo meticuloso en extremo. También cosía muy bien, desde un fino vestido de noche diseñado por él hasta los iaidogis y hakamas que usamos en nuestras prácticas. Fabricaba todas las armas de kobudo, tales como sai, tonfas, nunchakus y bo. Tenía todo tipo de herramientas para todos los propósitos.
Su familia fueron ésta, su Escuela Kidokai y los amigos del Hapkido. Le encantaban las convivencias, asados, exhibiciones, graduaciones y todo lo relacionado con sus compañeros marciales.
Le gustaba ayudar a los alumnos más nuevos y niños a quiénes dedicaba su atención.
Su compleja personalidad no le impidió adaptarse a nuestro grupo, donde siempre estuvo dispuesto a cooperar en lo que fuera necesario, y era querido por todos.
Es así como nuestro Dojo fue ampliado y remodelado íntegramente por él bajo su diseño y supervisión, siendo el último proyecto que realizó en vida y que lo mantuvo motivado y activo durante el transcurso de la penosa enfermedad que lo condujo a su muerte.
Nuestro cariñoso recuerdo y respeto para Bernardo.