Elección de katana y boken

  • Saya de madera, sin adornos, sin acanalados que impidan el suave deslizamiento de la hoja.
  • Sageo de seda de unos 20 cms. más largo que la Saya, con un nudo corredizo como a diez cms. de la Kurikata.
  • Kurikata situada como a 11 cms. de la embocadura, más alejada no sirve.
  • Tsuba que no esté suelta.
  • Tsuka envuelta en hilo de seda (Tsuka Ito) y firmemente sujeta. Se recomienda revisar el tarugo de bambú que es la única forma de sujeción de la hoja.
  • En el caso del boken se requiere que sea robusto, de madera sólida y que la veta siga la forma ya que de otra forma se partirá.
  • No necesita Tsuka. La punta debe estar bien terminada y debe ser arreglada cuando se va rompiendo con la práctica del Kenjutsu.
  • Tiene que ser curvo.
  • Madera sin nudos ni grietas.
  • Superficie lisa sin astillas.
  • Que no esté pintado de manera que se pueda observar la veta.

Los Katas de Iaido

  • Katas de la serie Omori Ryu

Los katas de Iaido tienen, en general, cuatro fases: desenvainar cortando o bloqueando (Nukitsuke), corte principal (Kiritsuke), sacudida simbólica de la hoja (Chiburi) y envaine (Noto).
El equilibrio, el ritmo, la actitud mental, son muy importantes. Se requiere el máximo de perfección y control en cada movimiento.
Los katas imaginan atacantes desde diferentes direcciones. El atacante siempre se supone al frente, por lo cual el ejecutante se va cambiando de posición según el kata. Una cosa importante es el desarrollo de la intuición en el momento y dirección del ataque lo que se desarrolla con un aumento de la percepción en todo el rededor del practicante. La mirada abierta, es decir sin fijarla en un punto, ayuda al desarrollo de esta actitud de Mushin (vacío mental).
La respiración es muy importante en conseguir el centramiento físico, mental y emocional.
Para un occidental observar el ritmo de un kata de Iaido, como de Kyudo (Tiro con arco) es raro: mucha lentitud en prepararse para después hacer algunos pocos movimientos. No se capta fácilmente el proceso interno que vive el ejecutante.

Una de las cosas que más me atraen del Iaido es la práctica en solitario, sin preocuparse del tiempo y sin distracciones. Un espejo ayuda mucho por la cantidad de detalles que cada movimiento contiene.

La mayor dificultad con la cual uno se enfrenta es que, como indica el segundo kanji, Ai (unión) es que los movimientos debes ser ejecutados unidos. Por ejemplo, no se puede avanzar y cortar después o antes, se inicia el corte desde el Hara o centro de gravedad, moviendo pies, cuerpo, cadera, brazos y katana al unísono y terminando igual.
La cantidad de detalles que tiene cada movimiento es muy grande y muchas veces termina por agobiar al practicante, por lo tanto, hay que armarse de paciencia y ser muy autocrítico.

Al hacer clases hay que tener la misma actitud, fijarse en todos los detalles y proteger a los alumnos antes de que graben un movimiento erróneo que pudiera tener un mal desenlace. Al respecto recuerdo a un alumno muy talentoso, muy seguro de sí mismo, pero un poco difícil de convencer que podía estar haciendo algo erróneo. Al comenzar a desenvainar se desasegura la katana empujándola desde la tsuba o guarda con el dedo pulgar el cual inmediatamente se guarda. Observé que el mencionado alumno dejaba el dedo estirado con lo cual arriesgaba cortarse. Le hice ver varias veces que lo que estaba haciendo estaba erróneo pero se negaba a aceptarlo. De pronto lo veo y estaba chupándose el pulgar… se había cortado.

La cantidad de kata de iaido es muy grande:

Omori Ryu:

  • Shohato
  • Sato
  • Uto
  • Atarito
  • Inyo Shintai
  • Ryuto
  • Junto
  • Gyakuto
  • Seichuto
  • Koranto
  • Gyakute Inyo Shintai
  • Batto

Hasegawa Eishin Ryu

  • Yoko Gumo
  • Tora Issoku
  • Inazuma
  • Uki Gumo
  • Yamashita Oroshi
  • Iwanami
  • Uroku Gaeshi
  • Nami Kaeshi
  • Taki Otoshi
  • Nuki Uchi

Oku Iai
Okuden
Tate Hiza

  • Kasumi
  • Sune Gakkoi
  • Towaki
  • Tozume
  • Shiho Giri
  • Tanashita
  • Ryo Zume
  • Tora Bashiri

Tachi Waza

  • Yuki Zure
  • Tsure Dachi
  • Soma Kuri
  • Sodome
  • Shinobu
  • Yuki Chigai
  • Sodesuri Gaeshi
  • Monnyu
  • Kabezoe
  • Uke Nagashi
  • Ito Magoi

Los riesgos de entrenar Iaido

Artículo rescatado de La Bitácora del Sensei, 16 de Enero de 2017 


Durante años de entrenamiento de Iaido he visto ocurrir varios accidentes y también los he sufrido. No se si servirá de algo dar recomendaciones o si las personas necesitamos experimentar el error, que en Iaido, se puede pagar caro. En todo caso, siempre me han servido las observaciones de personas experimentadas y procuro seguir sus consejos.

Una noche previa a una clase soñé que una katana volaba. Antes de comenzar la clase le pedí al más experto en katanas del grupo, Francisco, que las revisara todas. Como sabrán, la hoja va sujeta a la empuñadura por un simple tabique de bambú llamado mekugi. Este suele soltarse al gastarse o encogerse. Por esta razón y para minimizar el riesgo de que la hoja salga volando con quizás qué funestas consecuencias, es que se usan actualmente dos tabiques y de bronce. Diligentemente Francisco revisó todas las katanas incluida la mía. En medio de la clase de pronto la katana de Francisco vuela… afortunadamente sin mayores consecuencias.

Aparte del riesgo de que la hoja pudiera desprenderse de la empuñadura, existe la posibilidad de que la katana se suelte. Vi en una ocasión soltarse una katana de manos de un profesor y quedar clavada en el tatami, entre los dedos de su pie. Esto puede ocurrir por cansancio de las manos, por asir la katana con rigidez apretando todos los dedos o por falta de fuerza en el dedo meñique. Recuerdo que el Maestro Akamine cuando mostraba su katana hacía énfasis en que había que fortalecer este dedo y contaba que de estudiante solía llevar el bolso o maletas solamente sujetos con los meñiques. Por supuesto todos los que escuchamos esa historia tratábamos de hacer lo mismo.

El tsuka ito, cinta textil que envuelve la empuñadura, evita que la transpiración la vuelva resbalosa. Del mismo modo los menuki, una especie de adornos que va a ambos lados de la empuñadura, ayudan al mejor agarre.

La técnica también influye. Como la potencia máxima del corte no va al final, sino que en el lugar en que hipotéticamente la hoja comienza el corte, este termina suavemente. Pero si el practicante tiene mal tomada la katana y en vez de cortar golpea, poniendo el énfasis al final del corte, aumentan las posibilidades de que el arma se suelte y que la mano se canse.

Al practicar tameshigiri – cortes de rollos de totora (tatami omote) – si la katana no viene cortando sino que golpeando puede rebotar y escaparse de las manos. Por eso es importante no situarse en el área de riesgo.

Otra posibilidad es enredarse en la hakama y caerse. Lo vi cuando una persona ejecutaba Koranto. Por suerte cayó al armar para el segundo corte, shomen uchi ryote, con lo cual la katana voló por delante de él cayendo más lejos. Podría haber sido peligroso si hubiera caído encima de la katana. Esto se debe a que la hakama o es muy larga o se ha soltado durante la práctica. También puede uno enredarse al pararse desde seiza o tate hiza si no se ha ejecutado correctamente el sentarse y la hakama ha quedado tapando los talones en el primer caso o el empeine derecho en el segundo.

Pero sin duda lo más peligroso es cortarse o pincharse. Muchas veces uno se pincha la manga izquierda al armar los cortes. Quizás necesite ir el codo más pegado al cuerpo. Todo esto hay que ensayarlo con ánimo crítico, lento y muchas veces.

Los cortes más frecuentes suceden tanto al envainar como al desenvainar y la mano izquierda suele ser la afectada. Esta maneja la saya y ese es todo un tema. La atención suele situarse más en la mano que mueve la espada, que en la que mueve la saya, siendo las dos igualmente importantes. Es cómo en karate, que uno suele preocuparse más de la mano que está ejecutando la acción, por ejemplo bloquear, que en la que acompaña el movimiento.

Es particularmente importante tomar muy bien la saya, en el lugar correcto. Al desenvainar el dedo pulgar izquierdo libera la katana de la saya empujando la tsuba. Este movimiento debe ser corto e inmediatamente volverlo a su posición tomando la saya. El dejarlo hace que la saya no quede bien tomada y el filo puede hacer un corte superficial en el pulgar, por lo general sin mayor gravedad. Pero al soltarse la mano al desenvainar por estar el pulgar levantado, es muy peligroso porque el corte puede ser en la base del dedo cortando musculatura, ligamentos y nervios.

Al armar la boca para envainar la postura debe ser hecha con perfección. Esto es difícil por la diferencia de largo entre el índice y el pulgar, por lo tanto el primero debe doblarse en la última falange para dar la medida. El hacer la boca de manera errada puede llevar a que la hoja no apunte en la saya y pinche la mano o la saya por dentro. Incluso al hacer bien la boca e ir envainando correctamente puede darse el caso de que la persona separe el pulgar del índice quedando la saya sujeta por el resto de los dedos y se suelte, produciéndose un corte entre ambos dedos.

Otros accidentes que pueden ocurrir son al envainar después de shomen uchi llevando la punta hacia la cara en vez de hacia el lugar entre el hombro y el codo.

En un libro muy bueno de Iaido en francés, con dibujos humorísticos, salía un samurái cortándose la oreja izquierda al armar mal para shomen uchi.

También hay riesgo al ejecutar chiburi, sacudida de la hoja en Omori Ryu y no apoyar firmemente el dedo índice en la sien. Puede golpearse la cabeza.

Desenvainar sin saber hacerlo ha ocasionado que la persona fuerce la katana contra la saya rompiéndola e hiriéndose la mano.

La última vez que me corté fue al ponerme muy apretada la hakama y un obi que había usado y que estaba húmedo con lo cual la saya se me trancó y me pinché el dedo, afortunadamente con pocas consecuencias.

La experiencia nos enseña que todos los detalles son importantes. El estado mental debe revisarse desde el principio. Desde vestirse correctamente, tener muy buena técnica, no apurarse, no confiarse. Es recomendable usar iaito, sable sin filo, para minimizar riesgos. No entrenar trasnochado, desconcentrado. Seguir todas las indicaciones.

Espero que sepamos recordar estas sugerencias y no tengamos accidentes y si los tenemos que sean menores y podamos aprender de ellos.

Iaido y el DO

Es fácil que el Iaido nos llame la atención. El traje negro compuesto por iaidogi y hakama. El obi, cinturón que puede ser de diferentes colores. La katana, que tiene algo misterioso y mágico.Además la concentración, la simplicidad de los movimientos, los cambios de ritmo en la ejecución, mantienen atrapada nuestra atención.

Sin embargo la parte entretenida va en la práctica, en lo que va experimentando cada uno, en el estado especial de concentración en que va entrando, en el “centramiento” (ver artículo dedicado a este concepto) que va logrando.

Por eso, a pesar de no ser tan exigente fisicamente, es muy agotador.

Los movimientos tienen que ir llegando a la perfección, por eso la repetición es muy importante y hacerlos en forma consciente, autocrítica. Esa parte es difícil para nosotros occidentales. Repetir mucho algo nos hace perder la concentración y nos aburre.

Los japoneses han sabido reconocer el valor de muchas prácticas antiguas que, sin tener un fin práctico en la actualidad, ayudan a que las personas se superen y evolucionen en su interior. En occidente no existe el equivalente a los DO: Iaido, Karate Do, Kyudo, Kendo, Kobudo, Hanado, Shoodo. Estas prácticas involucran la totalidad del ser humano. Nuestros artes y deportes involucran aspectos del ser humano. Su parte artística, sus cualidades motrices.

Es así que nos consideramos afortunados de poder tener a nuestro alcance estas disciplinas en que se reúnen conceptos éticos, estéticos, y de la naturaleza profunda del ser humano y su relación con el universo.

Entrenando Iaido

Artículo rescatado de La Bitácora del Sensei, 24 de marzo del 2010.

Me parece sorprendente que haya interés por entrenar Iaido. Es algo tan alejado a nuestra cultura y tiene una dificultad especial. A propósito de estos comentarios me viene a la memoria el caso de Gustavo, un alumno que aparentemente tenía mucho interés en aprender iaido. Como era una persona de buen pasar, cuando llegó el momento estaba muy bien equipado de iaidogi (la chaqueta típica de iaido, negra), hakama (especie de pantalón con siete liegues) y katana (la espada samurai), cosa difícil teniendo en cuenta los costos en esos años (hoy todo es más barato). Cuando llega el momento de vestir la hakama ya estaba complicado y para que decir después. Al final, al momento de doblar la hakama lo calificó como… ¡la penitencia!.

Es que, partiendo por el traje, la forma de pararse, de sentarse, de desplazarse, todo es complicado para nosotros, occidentales no acostumbrados a sentarnos en el suelo ni a conservar una posición centrada. En mi caso, sentarme correctamente en seiza, me costo seis años, claro que venía con una falla de fábrica en las rodillas. Después, tomar la espada correctamente con una mano es incómodo, y con las dos también, se requiere fortalecer los dedos meñiques que suelen ser débiles, y las muñecas. Las piernas requieren también fuerza en ángulos poco usados. Además uno debe moverse de manera armónica, no brusca, originando todo movimiento desde el hara. Pararse y sentarse desde el suelo es particularmente complicado para nosotros no solo por la falta de costumbre sino porque nuestras proporciones son diferentes: tenemos más largas la tibia y el peroné que el fémur a diferencia de los orientales. Eso hace que, sentados en las rodillas, sobresalga parte del pie el cual tiende a girar hacia adentro produciendo una torsión en la rodilla muy incómoda y capaz de originar lesiones. El talón, en las razas orientales, sirve de apoyo al muslo en cambio en la proporción nuestra, no tenemos esa ayuda ya que este sobra o sobresale a partir del glúteo en posición incado. Esto se comprueba al ponerse un cojín entre la pantorrilla y el muslo en posición seiza, es decir, arrodillados: uno queda muy cómodo. En general los japoneses no se dan cuenta de esta diferencia y no advierten la dificultad que encierra para nosotros sentarnos en el suelo. Al incorporarnos también es más engorroso ya que teniendo la pierna más corta hasta la rodilla que de la rodilla al pie, tendemos a rozar con este lo que hace que necesitemos mas elongación en el tobillo y fuerza en el tibial anterior.

Se necesita un grado de concentración avanzado y constante, lo que cansa más que otras prácticas fisicamente más activas.

Por otro lado, según mi forma de verlo, requiere de un trabajo individual, repetitivo, autocrítico muy disciplinado. No puede existir el más mínimo error.

Todas estas dificultades son subsanables con la práctica pero requieren de mucha paciencia, virtud cada vez más escasa.

.Por último, este arte es de una belleza incomparable y de una vivencia interior indescriptible. Quizás sea el arte marcial por excelencia.

Me alegra de que hayan personas interesadas en esta práctica, lo cual es muy motivante y además es muy grato observarlos cuando ya logran un dominio al cabo de algunos años de dedicación.

Podría hablar horas acerca de la práctica del iaido o escribir tratados, pero nada se acercaría siquiera a la experiencia de hacerlo.

(Pueden ver fotos aquí.)