Makiwara

El Makiwara y su uso

Este consiste en una madera sujeta al piso o a una muralla, que tiene cierto grado de flexibilidad y va  forrada con cordel u otro material que acolche el golpe.
Su uso es muy recomendable pero con muchas precauciones. El objetivo no es que los nudillos crezcan y se deformen ni que se pierda la sensibilidad. Se trata de que el golpe sea técnicamente bien dado, con la zona que corresponda y la correcta posición del cuerpo y que los huesos incrementen su densidad, los cartílagos, ligamentos y tendones también y los músculos se contraigan en conjunto.

La piel se irá engrosando gradualmente sin deformarse ni herirse.
El uso incorrecto puede acarrear muchas lesiones, algunas irreversibles, especialmente a la vista y articulaciones por eso el entrenamiento debe ser supervisado y continuo.
Al principio no se debe golpear con fuerza sino que relativamente suave y mantener un momento la contracción. Esto llevará a estimular el fortalecimiento de las células óseas y a la corrección y fijación de la técnica.
En la medida que se va avanzando se puede golpear con mayor fuerza y velocidad cuidando de no lesionarse.
Los golpes deben ser dados observando ma ai, distancia correcta, sin impactar al final del recorrido de la técnica, sino que un poco antes.

Hay que cuidar la trayectoria del codo, la posición de los hombros y la respiración.
Si se va a comenzar su entrenamiento hay que pensar en mínimo un año o año y medio para obtener resultados, manteniendo la periodicidad y constancia.

Aniversario 41

No sabemos cómo va a evolucionar la pandemia, pero si estamos seguros de nuestro propósito de avanzar en la senda y hasta ahora nos hemos adaptado con clases en línea y presenciales cuando se puede.

El interés no ha decaído y tenemos un precioso Dojo, como nunca antes habíamos tenido, especialmente gracias a la dedicación de Bernardo (QEPD) junto a la constancia y entusiasmo de muchos. Así nos encuentra el aniversario número cuarenta y uno, funcionando, con muchos proyectos y con un gran sentimiento de amistad y fraternidad.

Las historias son muchas, como para escribir un libro. Lo principal es que fundamos esta escuela con un propósito muy definido: enseñar lo más cercano a la tradición, a los principios técnicos y filosóficos y para todos.

Esto suena de perogrullo, pero ocurre que en esa época el karate competitivo estaba popularizándose produciendo una escisión con lo tradicional: la competencia, la violencia, los problemas típicos de todos los deportes, luchas de poder y tantas otras cosas, a nuestro parecer se estaban irremediablemente alejando de la raíz.

Después de comprobar repetidamente que nuestro camino no era ese, nos aventuramos a seguir nuestro ideal manteniéndonos al margen de las competiciones y federaciones. Fue difícil, pero con el tiempo se demostró que fue acertado.

Así hemos conformado una gran familia y tenemos un alto nivel en las artes marciales, estamos cosechando los frutos y siempre tratando de hacerlo de la mejor manera de acuerdo a los tiempos.

Tenemos mucho que agradecer, ya que esta tarea no es de una sola persona y hemos sido muy beneficiados de la gran calidad humana, generosidad y dedicación de muchos.

Similitudes y diferencias


Después de varios años de practicar Karate Do, fui observando que muchos grandes exponentes también eran entusiastas practicantes de otras artes marciales, especialmente Kobudo. Fue por ello que le pedí a Sensei Raúl que me enseñara, y él me hacía repetir incansablemente un movimiento – quizás con la esperanza que me aburriera – lo que no ocurrió, a pesar de los grandes raspones y ampollas en las manos. Así comencé a practicar Kobudo, también Judo, Aikido, Iaido y Taichi, y aunque al comienzo advertía muchas diferencias, con el tiempo me di cuenta que éstas eran superficiales y no esenciales.

Estas prácticas me permitieron mejorar la técnica y la comprensión de los fundamentos. Es así que el Aikido se me hizo muy familiar, lo mismo el Iaido y su relación con el karate. A fin de cuentas, los principios fundamentales que cimentan éstas practicas son los mismos: el Ki, el Yin y Yang, el ceder, el moverse desde el centro, el Kokyu, Irimi y Tenkan, entre otros.

También supe que muchos famosos samurái fueron grandes calígrafos o artistas del Sumie y eso me llevó a acercarme a esas artes. El Maestro Akamine era un gran exponente y recuerdo haber observado con admiración varias de sus obras.

Con el tiempo fui experimentando esta relación y comprobando que la práctica de un arte, beneficiaba la ejecución de los otros, especialmente en el nivel de la comprensión, por lo que las fui incluyendo en mis enseñanzas. Y el resultado fue excelente, con karatekas de gran nivel, que practican Kobudo y Iaido, por ejemplo.

Es muy interesante poder ir descubriendo y adquiriendo las habilidades y conceptos que hay detrás de cada disciplina, y esto significa apertura y trabajo. Porque si bien las similitudes nos ilustran y nos ayudan a perfeccionarnos, las diferencias también lo hacen y hay que respetarlas, y no creer que porque se maneja bien un arte, hay garantía de hacer lo mismo con otras, por ejemplo un kobudoka que toma una katana como si fuera un nunchaku o al revés. Las diferencias también existen y tienen su razón de ser: un bo golpea y una katana, por el contrario, no golpea sino que corta, por tanto la forma de moverla y tomarla tiene su particularidad.

Y no se trata de mezclar o agregar técnicas de un arte en otro – como algunos creen – porque ya hemos visto que las mezclas no han perdurado. Un ejemplo extraordinario de esto fue Arturo Petit que traía a los exponentes de moda de cada arte, como kung fu y full contact entre otros y asimilaba los rudimentos técnicos. Es así como en una época se veía en su escuela Kempo a todos haciendo shotokan, después era boxeo chino y luego full contact.

Sin embargo, esto permitió que pudiéramos conocer a grandes exponentes como Dominique Valera, Benny Urquidez, Bill Wallace y tantos otros. Me impresionaron especialmente unos actores chinos de películas que mostraban cómo hacían las escenas de lucha: iniciaban con una rápida secuencia de movimientos y luego comenzaban a hacer todo muy pausado para simular una cámara lenta. De pronto uno le ponía el puño en la cara y el otro apretaba su rostro contra el puño aparentando un golpe y caía de manera espectacular, como verdaderos maestros de la simulación. También fue interesante descubrir que el barrido más rápido del mundo era lento, pero muy bien aplicado. Valera, que era muy fuerte, les daba unos golpes contundentes en la cabeza a sus uke, de manera que estos luego, en cuanto veían venir el puño, se tapaban la cara y la vista con los guantes, por lo que él podía barrerlos cómoda y espectacularmente. También pudimos apreciar cómo un famoso profesor de karate haciendo una demostración de iaido, guardaba la katana al revés; error garrafal y solo digno de un principiante sin conocimientos.

En otro momento apareció el Maestro Choi de Hapkido y fue un gran éxito, saliendo repetidamente en la televisión, ya que era muy simpático y sonriente. En una ocasión, hizo un truco muy bueno, como cortar una sandía en el estómago de un voluntario acostado. Aquí el truco era que entre ambos había una hoja de papel de diario (esto impide a una hoja, por afilada que esté, cortar)… pero igualmente causó sensación.

Así fue como aprendimos de las cosas verdaderas y las falsas, y todas esas experiencias también, nos sirvieron para ampliar nuestro horizonte marcial.

Invito a conocer diferentes artes marciales, sobre todo si uno se dedica a la enseñanza, asegurando que será de gran provecho.

 

 

 

Los Kata Go Dan: genialidad del Maestro Seiichi Akamine

Katas Go Dan (de derecha a izquierda)

 

El sistema de cinco Katas básicos es único en el mundo del Karate Do y es una muestra más de la genialidad de su creador, el Maestro Akamine.

Son cinco katas con cinco movimientos cada uno. Y esto no tendría nada de particular, pero lo interesante es cómo ayuda al conocimiento del arte, de sus técnicas básicas, a la aplicación de las mismas y a la forma en que éste conocimiento sea y esté siempre accesible.

Aprender muchas cosas sin un orden ascendente de dificultad ni relación con un concepto, la verdad es que no ayuda al avance del practicante. Es como querer aprender un idioma memorizando palabras sueltas. Así se aprenden muchas cosas pero también se olvidan. Con los Kata Go Dan se puede obtener el conocimiento en orden y de forma que sean fácilmente recordables.

Eso es porque estos kata fueron creados en acuerdo con ciertos principios nemotécnicos, como es el número cinco. Al tener cinco dedos, tenemos por lo mismo, un esquema cerebral en base a cinco. Recordar cinco cosas es relativamente fácil, más ítems lo van haciendo más difícil. Es así que tenemos cinco kata, lo que constituye una especie de archivador en la memoria que contiene cinco cajones. En cada cajón hay cinco carpetas y dentro de las carpetas, cantidad variables de conocimientos.

Estos kata abarcan prácticamente la totalidad de técnicas que pueden ser ejecutadas con manos y brazos: bloqueos, golpes con el codo, con los cantos de la mano, con la palma de la mano y con el puño.

Los Kata Go Dan son:

  • Uke (Bloqueos)
  • Enpi (Golpes de codo)
  • Tegatana(Golpes con el canto de la mano)
  • Teisho(Golpes con la palma de la mano)
  • Tsuki(Golpes con la mano cerrada)

Como el karate es en esencia defensivo, el practicante comienza aprendiendo la defensa a través de Uke Go Dan, que corresponde a cinco movimientos de bloqueo: zona alta, zona baja, zona media hacia fuera, zona media hacia adentro y zona media circular. Una vez que se aprende en forma correcta cada movimiento en su trayectoria y estructura, se repite para fortalecer la técnica y hacerla en forma natural.

Luego de sentadas las bases con estos cinco katas, se aprenden las aplicaciones o bunkai básicos del uso de cada movimiento y más adelante, según el grado, se van agregando los de mayor dificultad, mientras se continúan perfeccionando los ya aprendidos, hasta incluir con derribamientos. De esta forma, el practicante recordará e integrará muchos usos de manera muy efectiva y podremos hablar, por ejemplo, de la segunda aplicación del tercer movimiento de Enpi Go Dan y entendernos.

Estos kata tienen los mínimos movimientos de desplazamiento, ya que su finalidad no es esa, sino más bien hacer el movimiento con una base sólida. Su práctica constante dota al practicante de mucha versatilidad, fortaleza y velocidad, y le entrega un completo bagaje de los conocimientos básicos fundamentales.

En ningún otra Escuela existe este conjunto de kata tan simple y tan efectivo en el aprendizaje y comprensión del estilo. De este modo, tenemos un gran abanico de técnicas con sus usos, que dotarán al practicante de una gama muy amplia de conocimientos en forma difícil de olvidar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bernardo Olivari (1956-2020)

Bernardo Marcello Olivari Rivera 

Comenzó en las artes marciales alrededor del año 1977 y desde entonces siempre se mantuvo activo entrenando Karate Do, Kobudo y Iaido, e incursionando los últimos años en Hapkido.

De familia de cinco hermanos, con dos hijas.

Tenía muchas habilidades, sabía construir y dominaba todo lo referente a este campo; madera, fierro, pintura, gasfitería y electricidad, siendo meticuloso en extremo. También cosía muy bien, desde un fino vestido de noche diseñado por él hasta los iaidogis y hakamas que usamos en nuestras prácticas. Fabricaba todas las armas de kobudo, tales como sai, tonfas, nunchakus y bo. Tenía todo tipo de herramientas para todos los propósitos.

Su familia fueron ésta, su Escuela Kidokai y los amigos del Hapkido. Le encantaban las convivencias, asados, exhibiciones, graduaciones y todo lo relacionado con sus compañeros marciales.

Le gustaba ayudar a los alumnos más nuevos y niños a quiénes dedicaba su atención.
Su compleja personalidad no le impidió adaptarse a nuestro grupo, donde siempre estuvo dispuesto a cooperar en lo que fuera necesario, y era querido por todos.

Es así como nuestro Dojo fue ampliado y remodelado íntegramente por él bajo su diseño y supervisión, siendo el último proyecto que realizó en vida y que lo mantuvo motivado y activo durante el transcurso de la penosa enfermedad que lo condujo a su muerte.

Nuestro cariñoso recuerdo y respeto para Bernardo.

Las técnicas y los métodos.

Uchiro Tobi Geri por J.P. Zegers, formado en nuestra escuela.

Cuando comencé a aprender karate me costó mucho. Era debilucho, tieso y poco coordinado. Eso hizo que tuviera que esforzarme más, pero finalmente fue muy beneficioso porque me obligó a analizar cada detalle y ver los pasos previos necesarios para poder llegar a realizar algo. Llegaba a mi casa y trataba de repetir los movimientos y así me fui aprendiendo las técnicas básicas, los katas y los bunkai.

El aprendizaje era difícil para mí, porque no había una secuencia muy lógica en las clases, y  eran dos profesores muy diferentes entre sí; uno enseñaba más técnica y el otro era más exigente en la fuerza. Ésta diferencia fue muy enriquecedora y me sirvió para comprender aquello que era más importante, lo que devino en un estilo de enseñanza propio.

La primera serie que aprendí fue la de Tegatana, que va sexta en nuestro sistema, y es muy difícil memorizarla ya que requiere haber aprendido antes otras series más básicas. Los saltos en la vara eran con bastante altura, lo que ocasionaba muchas caídas y lesiones. ¡Para qué decir hacer una rueda con altura! Era una clase más bien de valentía que de técnicas. Recién en cinturón café logré hacer una rueda medianamente decente y fue porque me inventé un método para conseguirlo.

Por otro lado, asistía a clases en la casa de sensei Raúl y con 67 kilos me tocaba entrenar con personas de más alto grado y de mucho más peso y estatura, como Cristian Arancibia, Roberto Valesh y Cristian Zablah entre otros. Afortunadamente sensei Raúl era muy liviano y de menor estatura, por lo que me enseñó que no era la fuerza el factor para poder derribar a un adversario de mucha mayor envergadura. Lo mismo cuando en el año 1979 el sensei Akamine hizo algunos bunkai de Seipai conmigo. Él era bastante pequeño y ya tenía sus años, pero su técnica era tan finamente depurada y efectiva que uno no podía creer cómo hacía todo con tanta naturalidad y fluidez.

Todo esto me hizo comprender que la técnica correctamente aplicada y los métodos graduales y ordenados eran lo que correspondía hacer. Desde ese momento y para mí mismo, comencé a investigar, probar y formular métodos para desarrollar, por ejemplo, buenas y seguras caídas, habilidades como la rueda y saltos como Uchiro Tobi Geri.
Estos sistemas, inventos y hallazgos, los compartía con algunos de mis compañeros de entrenamiento que solían no prestarme mucha atención y se comprende, porque no necesitaban de ellos. Eran la mayoría personas muy dotadas, como Germán Olivero y su hermano Nino, Pato Norambuena y Rodrigo Sepúlveda, entre otros.

Cuando estuve a cargo de hacer clases apliqué muchos de los sistemas que desarrollé con mucho éxito. Por ejemplo, hasta personas mayores que nunca habían podido hacer la rueda ni en el colegio, lo lograban en un par de clases, o un Mae Ukemi (caída de frente) con altura.
Practicando Aikido me tocó ver como algunas personas se lesionaban en las primeras clases al tratar de hacer ukemis sin ninguna preparación, guía ni explicación.

Pero ¿qué de importante puede tener el poder hacer una rueda? Desde el punto de vista técnico es muy útil, porque pone al cuerpo en posiciones en el espacio a los que no está acostumbrado. Por ejemplo cabeza abajo, ejercitando al oído para poder captar la posición del cuerpo en el espacio, lo que es muy importante al momento de caer y no llegar de cualquier manera al suelo y lesionarse. Además ejercita una gran variedad de músculos, por lo que su práctica produce beneficios en la coordinación, fuerza y conciencia del cuerpo en el espacio. Por eso, previo a hacer Mae Ukemi, es muy necesario practicar y dominar los diferentes entrenamientos de rueda – con una y dos manos – antes de ejercitar la caída hacia delante. Cuando se es niño, jugar a caer y luchar, es muy normal, un poco menos en el caso de las niñas, pero al ser adulto esa capacidad se va perdiendo. Por eso hacer la rueda no sólo produce los beneficios ya nombrados, sino que aumenta la seguridad y la autoestima de quién nunca la había podido hacer. Por eso inventar un sistema para que cualquiera pueda conseguir hacer la rueda, fue muy interesante y útil.

Lo mismo ocurre con aprender a caer adecuadamente. Es muy normal ver karatekas que caen mal, especialmente en los estilos en que no tienen muchos derribamientos. Entonces los métodos que se aplican pasan a ser muy importantes en el avance de los alumnos. En cualquier escuela de karate son muy pocos los que hacen Uchiro Tobi Geri, solamente los más dotados, y lo pude observar muchas veces en varias escuelas. En la nuestra en cambio, cualquier persona e incluso principiantes, puede llegar a hacer esta técnica con buen nivel de precisión, lo que para mí es muy gratificante.

Sucede algo similar con las técnicas, ya que hay unas que son básicas y previas para aprender otras, y entonces podríamos decir que son pre requisitos. Es por eso que tenemos orden en todo lo que aprendemos, sean Nage Wazas, series o aplicaciones, y de esta manera es más fácil avanzar y recordar. Esto se notó mucho en la primera horneada de cinturones negros, los que dieron examen junto con alumnos de varias otras escuelas y fueron los que más sabían, tanto bunkai como Nage Waza, lo que por consecuencia se notó en el kumite.

He conocido a lo largo de los años a muchos practicantes y he podido observar cómo muchos desarrollan lesiones en las rodillas o articulaciones, sólo por entrenar sin un método o con más entusiasmo que sistema. En cambio otros han tenido tremendos avances al observar el orden y los métodos en sus prácticas.  Por eso recomiendo siempre aprenderse los sistemas, sea en karate o cualquier otro arte marcial y entrenarlos con mucho apego a lo técnico. El progreso vendrá por consecuencia y nos evitaremos muchas lesiones innecesarias.

Principios del Estilo GOJU

Al comenzar el aprendizaje del Karate llaman la atención varios aspectos. Por nombrar algunos:

  • Las ceremonias, saludos y formalidades.
  • La forma rutinaria del entrenamiento.
  • La exactitud que se pide en cada técnica que se aprende.

Estas características parecen antiguas —y quizás obsoletas— maneras de abordar un aprendizaje, las cuales son comunes en todas las disciplinas de origen oriental.

Como occidentales estamos acostumbrados a entender antes de hacer, pero aquí nos encontramos con que no hay mayores explicaciones y nos vemos obligados a hacer reverencias, escuchar órdenes y tener que imitar sin entender mucho de que se trata.

Todo esto tiene la finalidad de llevarnos a un estado mental especial, de concentración y observación, porque, más que movimientos, lo que se busca es desarrollar la capacidad de aprender sin mayor mediación, y de ser dúctil y adaptable a las diferentes situaciones.
Somos nosotros los que tenemos que adaptarnos, amoldarnos a posiciones que no nos acomodan, hacer movimientos aparentemente sin un significado. Pero de a poco todo va tomando un lugar y se va haciendo la luz.

La comprensión va llegando por la sola experimentación. Entendemos que los saludos y ceremonias nos ayudan a tomar las cosas con mayor importancia, con una actitud de respeto y agradecimiento. Esa es una característica de los sistemas orientales: Valorar los conocimientos que durante muchos años se han trasmitido de maestro a discípulo, que han costado tanto esfuerzo, y que nos traen tanta sabiduría. También respetar a quienes son nuestros compañeros de camino y, sobre todo, a nosotros mismos.
Lo repetitivo y rutinario vienen de la necesidad de producir verdaderos cambios en nosotros mismos. No sólo de aprender con las capacidades que tenemos, sino que poder ampliar las mismas y desarrollar otras. Es así que se necesita un trabajo largo y constante.

Para que la gota perfore la piedra necesita caer continuamente y siempre en el mismo lugar. Del mismo modo, si esperamos cambiar algo en nosotros mismos, sin desperdiciar el esfuerzo, debemos ser metódicos y ordenados.

Como arte marcial que se basa en principios universales, ha sufrido un largo proceso de desarrollo y perfeccionamiento, sus técnicas no son casuales o antojadizas, sino que tienen un fuerte fundamento, tanto en los procesos físicos que intervienen, como en los psicológicos. Por eso es que las formas de entrenar, las trayectorias de los movimientos, las proporciones y medidas en que éstos se desenvuelven, la forma en que se ejecutan, están claramente establecidas y definidas para ser simples y muy efectivas. Además no pueden encerrar el riesgo de producirnos lesiones o malformaciones tan frecuentes en otras actividades.

En este sentido hay que señalar que estas artes no son comparables a las actividades deportivas, sino que van más allá, sin por eso menospreciar éstas últimas. Al tratarse de una filosofía de vida, están hechas para ser practicadas siempre y no sólo cuando se es joven.

Para resumir un poco y no entrar en largas explicaciones, enumeraremos algunas características importantes en cuanto a lo técnico.

De las posiciones

Todas las posiciones del Karate Goju Ryu tienen un largo y ancho definido para que, de acuerdo a nuestra propia proporción, sirvan a diferentes propósitos sin perder el «centramiento» o equilibrio. También ofrecen protección y facilidad para desplazarse. La columna vertebral siempre debe permanecer en posición aplomada, sin inclinarse.

De los desplazamientos

Siempre se debe conservar el equilibrio, incluso al desplazarse, para lo cual, por lo general, los pies se mueven en forma de media luna, trayendo el centro de gravedad y llevándolo, sin cambiar de altura, mientras la columna vertebral continua en todo momento en posición erguida, sin tambalearse.

Técnicas de piernas

Para que los golpes sean rápidos, efectivos y no se pierda el control, la pierna de base permanece flexionada sin estirarse, mientras que la otra siempre retorna con tanta celeridad como cuando pateó (Ikiashi). Mientras tanto la cadera acompaña simultáneamente el movimiento. Se trata de tener efectividad sin comprometer la seguridad ni depender del peso y fuerza física. Es por eso que no existen técnicas que originen inercia o fuerza centrífuga y que la pierna vaya estirada y sea posible tomarla. Tampoco técnicas en que se levante tanto la pierna que se exponga la zona genital. Por eso que los deportes de combate que permiten las patadas circulares tiene que prohibir que se golpee la cara de frente, la zona genital, y que se puedan tomar las piernas y hacer derribamientos. También tienen que usar protecciones que aminoren el efecto de golpes en la cabeza, por ejemplo, por la falta de control.

Técnicas de brazos y manos

Toda acción de un brazo tiene su reacción o compensación con el otro (Kensui). Los codos se mueven siempre pegados o cercanos al cuerpo y los hombros no se levantan ya que ello comprometería el centramiento de toda la acción.

De las acciones en general

Los movimientos de las partes siempre involucran a la totalidad. El cuerpo se mueve como un todo aunque sea una parte la que ejecute la acción. Esta no se avisa haciendo movimientos previos. Hay que imaginarse el Seika Tanden (punto ubicado debajo del ombligo) como el eje de una rueda.

Desde ahí se origina y se transmite el movimiento a las extremidades en forma inmediata. Esta acción aparentemente fácil, a veces resulta extremadamente difícil por causa de que nos cuesta establecer internamente una unión armónica entre mente y cuerpo.

Aquí cabe subrayar la mutua influencia entre mente y cuerpo: Un desequilibrio físico tendrá una consecuencia en la concentración y actitud mental. Un sobresalto mental tendrá un efecto en el equilibrio del cuerpo. Es por eso que no se saca nada con abordar el entrenamiento en forma parcelada. Es necesario siempre poder actuar en armonía.

Esto significa que cada componente se encuentre «de acuerdo» con los otros. Por ejemplo: Una persona va a dar un examen para lo cual se encuentra muy bien preparada, pero en el momento crucial no puede articular palabra ni hilar una idea. Otra persona ve como un vehículo sin control se acerca por la vereda y, en vez de saltar, queda petrificada y su cuerpo no responde. Casos como éstos, que son reales, pueden habernos ocurrido a cualquiera de nosotros. De la misma manera, a veces, sin ni siquiera pensar, uno tiene una reacción adecuada y precisa. Por ejemplo, un niño se cae y antes de que su cabeza toque el suelo, uno lo ha alcanzado a sujetar.

Poder actuar en forma armónica fue un problema de vida o muerte para los samurai. Es por eso que recurrieron a la filosofía y a la religión ya que comprendieron que en una situación límite, la fuerza o la técnica de por sí, no podían responder con eficacia. Se necesitaba además, que la actitud mental y emocional fueran adecuadas. Tampoco bastaba con ser inteligente, valiente y decidido, sin conocer las técnicas o estrategias apropiadas. Es así que las artes marciales desarrollaron eficientes sistemas de entrenamiento, los cuales son una gran ayuda a la hora de querer hacer crecer y ampliar nuestras capacidades, y hacernos más armónicos, aunque no se trate de prepararse para guerrear, en el sentido estricto del término.

Sin embargo, diariamente estamos sometidos a múltiples tensiones y situaciones de competencia, al stress de la vida actual. Es en este caso donde encontramos el valor que tienen estas disciplinas al prepararnos para enfrentar las situaciones con una mejor capacidad de adaptación y manejo de nuestras emociones. No se trata de no sentir temor u otras emociones de ese tipo, sino de que éstas no nos impidan actuar asertivamente. Esta característica es propia de las artes marciales y es por eso que su valor como factor de desarrollo de la personalidad y del carácter ha sido reconocido y en la actualidad muchas escuelas y universidades, incluso fuera de Japón, las incluyen en sus programas de estudio.
El karateca se prepara para el combate a través del entrenamiento, pero este combate no es una simple lucha sino que el enfrentarse con situaciones tanto externas como internas, que debemos superar con éxito: Trabajos, estudios, problemas de salud y tantos otros que se nos van presentando a diario, y , sobre todo, nuestras propias limitaciones, pueden ser considerados elementos que debemos ser capaces de sortear de la mejor manera.
Para tal efecto, las artes marciales nos van formando y fortaleciéndo haciéndonos más adaptables, consientes y asertivos.

Otra característica es la jerarquía establecida por el uso de grados. Aunque es una forma de ejercer autoridad, en las artes marciales es mas bien una forma de hacer clara y fluida la entrega de conocimientos ya que los grados tratan de conservar claras las diferencias en el nivel de conocimientos de cada cual. Esta jerarquía incluso se manifiesta entre condiscípulos en la forma tradicional de Sempai y Kohei. Se crea un lazo de responsabilidad entre el que sabe menos y el que sabe más, de manera que ambos puedan ayudarse.

La jerarquía facilita la entrega de conocimientos, la ayuda y el sentido de responsabilidad, y , lo más importante, es que obliga a tener que asumir un compromiso de ejemplaridad con el que necesita guía.

Otra característica que no hay que dejar de mencionar es que el karate se puede entrenar entre personas de diferentes sexos y edades ya que, como prima su esfera formativa sobre la competitiva, y, además no existe contacto en la aplicación de las técnicas, no hay mayor riesgo. Por el contrario, se establecen fuertes lazos entre los participantes por cuanto comparten una actividad que es beneficiosa para todos y en donde se aprende de todos.

Hasta aquí solamente hemos nombrado características y principios generales pero quizás las más importantes sean las que cada cual va descubriendo en la práctica, a través de su propia experiencia, las cuales son muchas veces imposibles de describir con exactitud. En el fondo el Satori, o iluminación, que es la más importante de las experiencias que se puedan vivir en las disciplinas relacionadas con el Zen, y que por ser de carácter místico es difícil de explicar, es una de las características esenciales de estas artes, lo cual será materia de otra reflexión de carácter más filosófico que esta breve reseña de algunos de los principios y características de nuestro arte marcial.

Los Katas básicos Go Dan

Estos cinco katas son una especie de compendio  de los conocimientos  de nuestra escuela. Su objetivo principal es formar en la correcta ejecución de la técnica, entregarlas en una secuencia  y, a su vez, crear un orden mnemotécnico que nos permita recordar y relacionar los conocimientos.

Los katas son Uke Go Dan, el primero, lógicamente de defensa o bloqueos, ya que en karate siempre se comienza por una defensa. Uke significa literalmente «acoger», es decir son formas de poder neutralizar los ataque no rechazándolos sino que acogiéndolos. Go, significa cinco y Dan nivel.

Después vienen Enpi (golpes de codo), Tegatana (golpes con los cantos de las manos), Teisho (golpes con la palma de la mano) y Tsuki (golpes de mano empuñada), todos terminados en Go Dan.

Para comprender mejor es como crear en nuestro cerebro un mueble archivador que contenga cinco cajones los cuales, a su vez, contienen cinco carpetas y en ellas estás guardados los conocimientos. El número de cajones y carpetas, cinco, no está escogido al azar sino que corresponden a un número que es fácilmente memorizable por nuestro cerebro, ya que es la cantidad de dedos de la mano.

De esta forma se aprende la forma correcta de ejecutar la técnica y ejemplos de su uso o aplicación (Bunkai). Es por eso que no contienen más que un mínimo de desplazamientos.

Existe un número obligatorio de aplicaciones por movimientos que hay que aprender en cada grado y con eso se va formando un extenso número de aplicaciones fácilmente accesibles.

Una cosa es aprender muchos movimientos y aplicaciones, pero sin un orden es como tener en un cajón un sinnúmero de objetos y al necesitar uno, poderlo encontrar. Es el equivalente a un índice o a una biblioteca donde los libros se encuentran muy bien clasificados, por lo tanto son fácilmente ubicables.

Los invito a tener un apunte escrito mientras la memoria se fortalece para no olvidar lo aprendido.

El Entrenamiento en tiempo de pandemia

Nunca nos imaginamos una situación como la presente. Primero suspender las clases, segundo, suspender la ampliación del DOJO.
La cosa se fue alargando y comenzamos con las clases virtuales, sin saber mucho acerca de esta nueva tendencia y podemos decir que nos ha ido bien. Hemos logrado continuar con las clases, con buena asistencia, con el avance de todos.
Hemos ido aprendiendo con la experiencia y así conseguimos hacer clases y enseñar cosas de nivel complejo como un kata.
Lo complicado es que todos vamos haciendo lo mismo, independiente del grado de cada uno y tiene que resultar motivador para kyus y danes. Afortunadamente la parte básica es el pilar y pulir siempre es beneficioso para todos los grados.
Por mi lado he podido hacer clases de Iaido, Kobudo, Shodo y Sumie.
Todos han colaborado y casi todos se han sumado.
Mis felicitaciones para todos y el agradecimiento a quienes colaboran en la parte pedagógica.
Estamos preparando nuevas clases para los más avanzados e incluso exámenes a través de este medio (Zoom) que nos ha sido tan útil.
A cuidarse del contagio y a no dejar de avanzar en el DO.

 

 

 

 

 

 

Cómo se aprende Karate y otras artes japonesas

(Reedición de artículo publicado en www.sensei.cl )

Recién iniciados en el aprendizaje del Karate nos encontramos con varias dificultades, principalmente por la naturaleza de este arte y por nuestra propia herencia cultural. La primera nos entrega una disciplina que abarca todos los aspectos del ser humano, no sólo nuestra inteligencia y memoria, sino que también nuestras emociones y nuestro cuerpo. La segunda nos hace difícil aceptar nuestras limitaciones con humildad, pero sin perder el entusiasmo, la paciencia y la constancia.

Al comenzar vamos descubriendo nuestros límites en cuanto a fuerza, resistencia, elongación, coordinación y otros aspectos tales como memoria, concentración, equilibrio, pero, lo más frustrante es cuando entendemos algo que creemos poder hacer y, sin embargo, no nos resulta y nos sentimos torpes. Esto se debe a que en nuestro sistema educativo desarrollamos los diferentes aspectos, pero en forma separada y, sobre todo, nos dedicamos a lo que hacemos mejor y nos agrada más. Sin embargo para poder avanzar en el camino (DO), tenemos que conseguir la unión armónica entre las diferentes partes que nos componen y desarrollar justamente las que más lo necesitan.

Podemos ver que estos antiguos artes no van en búsqueda solo de la especialización, sino que más bien en el de la universalización.

Siempre habrá algo para lo que seamos mejores y que más nos guste, pero el resultado final será mejor en la medida que vayamos siendo más completos como seres humanos.

Veamos entonces cómo se aprende Karate.

Imitación

En primer lugar se aprende por imitación. En Japón solamente se va copiando, imitando los movimientos que hace el profesor. Esto significa aplicar la capacidad de ver y poder copiar, sin necesariamente entender. Esta capacidad de observación es propia de los orientales. Es así que para nosotros es muy difícil aprender de esta manera, incluso puede ser un poco peligroso al hacerlo en forma errónea. Nosotros necesitamos alguna explicación u orientación, sin embargo, durante las clases éstas son pocas de manera de incentivar la capacidad de observación. Por eso, muchas veces, ante una duda o pregunta el profesor se limitará a mostrar con una lentitud mayor el movimiento, o por partes. En realidad, mas que aprender un movimiento, lo importante es aprender a captar observando, sin la mediación de una explicación. Quien desarrolla tal capacidad la aplicará en cualquier otra cosa que quiera aprender, teniendo de esta forma mayor capacidad de captación y comprensión. Los beneficios, especialmente para los niños, son evidentes.

En una ocasión, mientras comentábamos con el ingeniero japonés Yoshio Hashimoto esta diferencia en la forma de aprender, y de las adaptaciones que deben hacerse para poder enseñar a personas no orientales, él se reía mucho. Narró que en una ocasión, en que se encontraba en nuestro país entrenando a un grupo de técnicos en sofisticados equipos telefónicos les pidió que realizaran determinada tarea, a lo cual ellos respondieron muy extrañados diciendo que no tenían idea. Él, con asombro, les dijo: ¡Pero si me han visto hacerlo durante tres meses! A lo que respondieron: ¡Sí, pero usted no nos ha explicado nada!

Nosotros necesitamos de muchas explicaciones porque no tenemos la misma capacidad de observación. Es así que no hay que impacientarse cuando uno no entiende bien algo y no se lo explican con detalle. Uno puede tener la impresión de que la clase o la explicación va muy rápido, pero es la forma de estimular la capacidad de captar sin mediación. Muchas veces en la vida nuestra reacción es lenta por no ser capaces de entender la situación. Sin embargo, podemos observar que en otras ocasiones no alcanzamos ni siquiera a pensar, cuando ya hemos actuado. Por tanto tenemos esta capacidad en forma latente.

Repetición

En segundo lugar se aprende por repetición. En el momento que vivimos estamos acostumbrados a las cosas rápidas o instantáneas: Juegos de video, computadoras, internet de banda ancha y tantas otras cosas, nos han acostumbrado a lo rápido. Poco contacto tenemos con los fenómenos naturales del crecimiento de las plantas o los animales. Tenemos poco tiempo para cocinar y la tendencia es comer cosas rápidas, alimentos preparados y congelados. Todo esto nos hace impacientarnos cuando algo se demora, no lo entendemos o no nos resulta al primer intento.

Una reacción típica es enojarse consigo mismo, sentirse torpe o ridículo, o creer que no se tienen las condiciones necesarias. Por eso el entrenamiento es repetitivo de manera de desarrollar la paciencia, e ir de a poco adquiriendo la habilidad, la cual sin duda se tendrá, ya que el sistema contiene los métodos para conseguirlo.

Comprensión

En tercer lugar, se aprende por comprensión. Las diferentes demostraciones de los profesores y grados mas avanzados, las explicaciones y, sobre todo, la práctica, nos permitirán comprender la razón, el principio o el fundamento para que cada cosa se haga de una manera determinada.

Sin lugar a duda, lo más necesario para aprender Karate y otras artes japonesas, es tener la paciencia suficiente y saber dar tiempo, humildad para aceptar nuestras limitaciones sin enojarnos ni sentirnos torpes y, en especial, tener la constancia y regularidad para permitirle al sistema rendir sus frutos.

Todos estos atributos se van desarrollando regularmente a medida que somos capaces de aceptarnos a nosotros mismos con todas nuestra limitaciones y capacidades y de ponernos en manos de quienes están a cargo de guiarnos en la Senda (DO).

Podríamos resumir diciendo que Karate se aprende observando, imitando, repitiendo y experimentando. Para tal propósito necesitamos paciencia, constancia, humildad y aceptación de uno mismo. También confianza en el sistema y en los profesores. De esa manera avanzaremos sin siquiera darnos cuenta, consiguiendo muchos logros no sólo de carácter técnico sino que, lo más importante, en el aspecto humano.