Al comenzar el aprendizaje del Karate llaman la atención varios aspectos. Por nombrar algunos:
- Las ceremonias, saludos y formalidades.
- La forma rutinaria del entrenamiento.
- La exactitud que se pide en cada técnica que se aprende.
Estas características parecen antiguas —y quizás obsoletas— maneras de abordar un aprendizaje, las cuales son comunes en todas las disciplinas de origen oriental.
Como occidentales estamos acostumbrados a entender antes de hacer, pero aquí nos encontramos con que no hay mayores explicaciones y nos vemos obligados a hacer reverencias, escuchar órdenes y tener que imitar sin entender mucho de que se trata.
Todo esto tiene la finalidad de llevarnos a un estado mental especial, de concentración y observación, porque, más que movimientos, lo que se busca es desarrollar la capacidad de aprender sin mayor mediación, y de ser dúctil y adaptable a las diferentes situaciones.
Somos nosotros los que tenemos que adaptarnos, amoldarnos a posiciones que no nos acomodan, hacer movimientos aparentemente sin un significado. Pero de a poco todo va tomando un lugar y se va haciendo la luz.
La comprensión va llegando por la sola experimentación. Entendemos que los saludos y ceremonias nos ayudan a tomar las cosas con mayor importancia, con una actitud de respeto y agradecimiento. Esa es una característica de los sistemas orientales: Valorar los conocimientos que durante muchos años se han trasmitido de maestro a discípulo, que han costado tanto esfuerzo, y que nos traen tanta sabiduría. También respetar a quienes son nuestros compañeros de camino y, sobre todo, a nosotros mismos.
Lo repetitivo y rutinario vienen de la necesidad de producir verdaderos cambios en nosotros mismos. No sólo de aprender con las capacidades que tenemos, sino que poder ampliar las mismas y desarrollar otras. Es así que se necesita un trabajo largo y constante.
Para que la gota perfore la piedra necesita caer continuamente y siempre en el mismo lugar. Del mismo modo, si esperamos cambiar algo en nosotros mismos, sin desperdiciar el esfuerzo, debemos ser metódicos y ordenados.
Como arte marcial que se basa en principios universales, ha sufrido un largo proceso de desarrollo y perfeccionamiento, sus técnicas no son casuales o antojadizas, sino que tienen un fuerte fundamento, tanto en los procesos físicos que intervienen, como en los psicológicos. Por eso es que las formas de entrenar, las trayectorias de los movimientos, las proporciones y medidas en que éstos se desenvuelven, la forma en que se ejecutan, están claramente establecidas y definidas para ser simples y muy efectivas. Además no pueden encerrar el riesgo de producirnos lesiones o malformaciones tan frecuentes en otras actividades.
En este sentido hay que señalar que estas artes no son comparables a las actividades deportivas, sino que van más allá, sin por eso menospreciar éstas últimas. Al tratarse de una filosofía de vida, están hechas para ser practicadas siempre y no sólo cuando se es joven.
Para resumir un poco y no entrar en largas explicaciones, enumeraremos algunas características importantes en cuanto a lo técnico.
De las posiciones
Todas las posiciones del Karate Goju Ryu tienen un largo y ancho definido para que, de acuerdo a nuestra propia proporción, sirvan a diferentes propósitos sin perder el «centramiento» o equilibrio. También ofrecen protección y facilidad para desplazarse. La columna vertebral siempre debe permanecer en posición aplomada, sin inclinarse.
De los desplazamientos
Siempre se debe conservar el equilibrio, incluso al desplazarse, para lo cual, por lo general, los pies se mueven en forma de media luna, trayendo el centro de gravedad y llevándolo, sin cambiar de altura, mientras la columna vertebral continua en todo momento en posición erguida, sin tambalearse.
Técnicas de piernas
Para que los golpes sean rápidos, efectivos y no se pierda el control, la pierna de base permanece flexionada sin estirarse, mientras que la otra siempre retorna con tanta celeridad como cuando pateó (Ikiashi). Mientras tanto la cadera acompaña simultáneamente el movimiento. Se trata de tener efectividad sin comprometer la seguridad ni depender del peso y fuerza física. Es por eso que no existen técnicas que originen inercia o fuerza centrífuga y que la pierna vaya estirada y sea posible tomarla. Tampoco técnicas en que se levante tanto la pierna que se exponga la zona genital. Por eso que los deportes de combate que permiten las patadas circulares tiene que prohibir que se golpee la cara de frente, la zona genital, y que se puedan tomar las piernas y hacer derribamientos. También tienen que usar protecciones que aminoren el efecto de golpes en la cabeza, por ejemplo, por la falta de control.
Técnicas de brazos y manos
Toda acción de un brazo tiene su reacción o compensación con el otro (Kensui). Los codos se mueven siempre pegados o cercanos al cuerpo y los hombros no se levantan ya que ello comprometería el centramiento de toda la acción.
De las acciones en general
Los movimientos de las partes siempre involucran a la totalidad. El cuerpo se mueve como un todo aunque sea una parte la que ejecute la acción. Esta no se avisa haciendo movimientos previos. Hay que imaginarse el Seika Tanden (punto ubicado debajo del ombligo) como el eje de una rueda.
Desde ahí se origina y se transmite el movimiento a las extremidades en forma inmediata. Esta acción aparentemente fácil, a veces resulta extremadamente difícil por causa de que nos cuesta establecer internamente una unión armónica entre mente y cuerpo.
Aquí cabe subrayar la mutua influencia entre mente y cuerpo: Un desequilibrio físico tendrá una consecuencia en la concentración y actitud mental. Un sobresalto mental tendrá un efecto en el equilibrio del cuerpo. Es por eso que no se saca nada con abordar el entrenamiento en forma parcelada. Es necesario siempre poder actuar en armonía.
Esto significa que cada componente se encuentre «de acuerdo» con los otros. Por ejemplo: Una persona va a dar un examen para lo cual se encuentra muy bien preparada, pero en el momento crucial no puede articular palabra ni hilar una idea. Otra persona ve como un vehículo sin control se acerca por la vereda y, en vez de saltar, queda petrificada y su cuerpo no responde. Casos como éstos, que son reales, pueden habernos ocurrido a cualquiera de nosotros. De la misma manera, a veces, sin ni siquiera pensar, uno tiene una reacción adecuada y precisa. Por ejemplo, un niño se cae y antes de que su cabeza toque el suelo, uno lo ha alcanzado a sujetar.
Poder actuar en forma armónica fue un problema de vida o muerte para los samurai. Es por eso que recurrieron a la filosofía y a la religión ya que comprendieron que en una situación límite, la fuerza o la técnica de por sí, no podían responder con eficacia. Se necesitaba además, que la actitud mental y emocional fueran adecuadas. Tampoco bastaba con ser inteligente, valiente y decidido, sin conocer las técnicas o estrategias apropiadas. Es así que las artes marciales desarrollaron eficientes sistemas de entrenamiento, los cuales son una gran ayuda a la hora de querer hacer crecer y ampliar nuestras capacidades, y hacernos más armónicos, aunque no se trate de prepararse para guerrear, en el sentido estricto del término.
Sin embargo, diariamente estamos sometidos a múltiples tensiones y situaciones de competencia, al stress de la vida actual. Es en este caso donde encontramos el valor que tienen estas disciplinas al prepararnos para enfrentar las situaciones con una mejor capacidad de adaptación y manejo de nuestras emociones. No se trata de no sentir temor u otras emociones de ese tipo, sino de que éstas no nos impidan actuar asertivamente. Esta característica es propia de las artes marciales y es por eso que su valor como factor de desarrollo de la personalidad y del carácter ha sido reconocido y en la actualidad muchas escuelas y universidades, incluso fuera de Japón, las incluyen en sus programas de estudio.
El karateca se prepara para el combate a través del entrenamiento, pero este combate no es una simple lucha sino que el enfrentarse con situaciones tanto externas como internas, que debemos superar con éxito: Trabajos, estudios, problemas de salud y tantos otros que se nos van presentando a diario, y , sobre todo, nuestras propias limitaciones, pueden ser considerados elementos que debemos ser capaces de sortear de la mejor manera.
Para tal efecto, las artes marciales nos van formando y fortaleciéndo haciéndonos más adaptables, consientes y asertivos.
Otra característica es la jerarquía establecida por el uso de grados. Aunque es una forma de ejercer autoridad, en las artes marciales es mas bien una forma de hacer clara y fluida la entrega de conocimientos ya que los grados tratan de conservar claras las diferencias en el nivel de conocimientos de cada cual. Esta jerarquía incluso se manifiesta entre condiscípulos en la forma tradicional de Sempai y Kohei. Se crea un lazo de responsabilidad entre el que sabe menos y el que sabe más, de manera que ambos puedan ayudarse.
La jerarquía facilita la entrega de conocimientos, la ayuda y el sentido de responsabilidad, y , lo más importante, es que obliga a tener que asumir un compromiso de ejemplaridad con el que necesita guía.
Otra característica que no hay que dejar de mencionar es que el karate se puede entrenar entre personas de diferentes sexos y edades ya que, como prima su esfera formativa sobre la competitiva, y, además no existe contacto en la aplicación de las técnicas, no hay mayor riesgo. Por el contrario, se establecen fuertes lazos entre los participantes por cuanto comparten una actividad que es beneficiosa para todos y en donde se aprende de todos.
Hasta aquí solamente hemos nombrado características y principios generales pero quizás las más importantes sean las que cada cual va descubriendo en la práctica, a través de su propia experiencia, las cuales son muchas veces imposibles de describir con exactitud. En el fondo el Satori, o iluminación, que es la más importante de las experiencias que se puedan vivir en las disciplinas relacionadas con el Zen, y que por ser de carácter místico es difícil de explicar, es una de las características esenciales de estas artes, lo cual será materia de otra reflexión de carácter más filosófico que esta breve reseña de algunos de los principios y características de nuestro arte marcial.