Sumie

Este maravilloso arte reúne la simplicidad máxima y la esencia más profunda. Entre una mancha y un vacío, una sombra y un trazo surge una realidad que nos deja perplejos.

Los trazos deben ser simples y seguros, no hay posibilidad de corregir.

El pincel cargado con agua, un tono medio y la punta con negro es suficiente para crear relieves, perspectivas, luces y sombras.

La técnica pasa a segundo lugar cuando el pintor está “conectado” con el “espíritu” del objeto y logra captar su alma en una mancha.
Antiguo arte de origen chino llevado a Japón por monjes zen en la actualidad es muy popular.

Admiro la sencillez y humildad que contiene este arte y la sensación que queda después de plasmar en conjunto con el universo una obra única y que no cansa de ser admirada.